28 de diciembre de 2006

Voces

por Ricardo Gondim

Mis ovejas oyen mi voz” – Jesús de Nazaret.

Hace mucho que mis oídos se volvieron sordos;
no distingo el imperceptible sonido de tu voz.
Te pido que sólo una vez más digas “Effata”
y se abrirán mis oídos.

Quiero oír tu llamado
para seguir la imponderable senda de los profetas
que aún bajo la lluvia de granizo,
Defienden a la viuda y al huérfano.

Quiero saber oír tu voz desde dentro
de las comisarías sucias
de los manicomios de muros altos
de las enfermerías olvidadas

Quiero oír tu lamento
sobre las naciones
que rechazan a los pacificadores,
que apedrean a los hambrientos de justicia,
que se olvidan de abrigar al extranjero

Quiero oír tus consejos
sobre los peligros de la riqueza,
sobre los religiosos que guardan la letra
como ortodoxolatría,
sobre la estupidez de ganar al mundo
y dejar el alma paralítica.

Quiero oír tus historias
sobre aquel hombre bondadoso
con un desconocido caído en el camino
sobre aquel Padre que esperaba en el umbral
a su hijo cansado de la orgía,
sobre aquel anfitrión que buscó
a los menos nobles para su banquete.

Quiero oír tu advertencia
de que tus hijos no están exentos
de las inclemencias del mundo,
no descendiste para estar con nosotros en un caparazón.

Quiero oír tu promesa
que estarás a nuestro lado
en toda circunstancia hasta que todo termine,
que enviarás tu Espíritu que será
un leal consejero en la verdad.

Quiero oír tu susurro
confortándome que falta poco
para festejar en una gran fiesta
para bailar y beber vino de calidad.

Si tus ovejas perciben tu voz,
quiero, más que nada,
que hables y responderé:
Tu siervo oye.

Soli Deo Gloria.