14 de diciembre de 2006

Mi plegaria por la paz

por Ricardo Gondim

Dios mío, cuanto furor. No entiendo cómo narices resoplan ira en tu nombre. Ya se ha causado tanto horror por el Nazareno. Se vendió, se compró, se esclavizó, se lucró. No obstante, no me acostumbro a que alguien alegue tu defensa para asesinar. Tu Hijo no vino para robar y destruir. El fue profeta de la paz. Nadie tiene el derecho de matar con el objetivo de generar vida. La humanidad necesita resistir la violencia mientras espera la alborada del Reino.

¿Por qué algunos se sienten convocados a defenderte? ¿Por qué necesitan armas para abogar por ti? ¿Será que te transformaron en una idea? Si te consideran un sustantivo abstracto, convivirán con un dios menor que un ídolo. Se que no permitirás que te confinen a los límites de un concepto. Ellos no conseguirán disminuirte al tamaño de un incitador de lucha sangrienta.

Te ruego por lo que proyectan su imagen narcisista en ti.
Te pido por los que se fían en tu furor y justifican su naturaleza perversa.
Me arrodillo por los mediocres que intentar emplearte como socio.
Me impongo penitencia por los que creyeron en los generales que arrojan bombas sobre los niños.

Altísimo,

Transforma las arenas en prado;
Las trincheras en huertas;
Los tanques en tractores;
Las arengas de guerra en canciones de cuna.

Refresca la memoria del justo con aquello que puede darle esperanza;
Resucita los sueños muertos precozmente en el corazón del joven;
Reescribe en tablas de carne la utopía del cordero y el león pastando en la hierba;
Detén el sol de justicia en el meridiano y promueve la cura de las naciones.

Te lo pido por Jesús de Nazaret,

Amén.

Soli Deo Gloria