25 de diciembre de 2006

Una visión perturbadora

por Ricardo Gondim

Aún no se si soñé o si fui arrebatado en una visión. Sucedió así: en una madrugada cualquiera, me desperté con la presencia de un ser inigualable, que supongo habrá sigo un ángel. No hay como definir su estatura como alto o bajo, ya que no percibí en él algún contorno. Aquello parecía una imagen holográfica difusa – de digo “Aquello”, pues no lo distinguí como masculino o femenino.

Afirmo nada más que su presencia llenaba el lado izquierdo de mi cama. No lo describo como luminoso, aunque saturaba todo el ambiente con colores. De repente todo se tiñó con millones de matices coloridos que se transformaban y se mezclaban todo el tiempo en otros tonos. Parecía que alguien jugaba a barajar el arco iris. Tuve mucho miedo.

Antes que pudiera moverme, estoy seguro que oí una voz masculina que me decía: “No temas, decreta lo que deseas en esta Navidad”. Con aquella simple frase, me sentí invadido por un poder descomunal; temblores y escalofríos subieron y bajaron por mi cuerpo. Cuando brinqué sobresaltado en la cama, en un instante, el cuarto oscureció nuevamente.

Aún no entiendo bien como funciona aquel “decreta” sobrenatural. Pero luego me arrodillé y comencé a dar órdenes para ver si sucedía algo.

Quedé ronco gritando:

  • Decreto que el 2007 será el Año del Jubileo y que las deudas internacionales de los países pobres estén perdonadas.
  • Decreto un armisticio global; no habrá coartadas para nuevos conflictos militares. Los religiosos que usen el nombre de Dios como justificativo para cualquier guerra serán llevados al tribunal de las Naciones Unidas para ser juzgados por crimen contra la humanidad. Las industrias bélicas serán transformadas para producir tractores y arados.
  • Decreto que las cuentas secretas de los bancos de Suiza, de Jersey, y de todos los Paraísos Fiscales sean abiertas y sujetas a auditorias publicas. Todos los recursos que no sean completamente justificados por sus pretendidos dueños, sean ellos religiosos, políticos, industriales o militares serán confiscados y aplicados en dos grandes proyectos: en la erradicación de enfermedades endémicas como la malaria y el sida; y en escuelas gratuitas para los pobres.
  • Decreto que ningún niño necesita trabajar y que todos tendrán acceso a pelota, muñeca, cometas y bicicletas.
  • Decreto que ningún país podrá gastar en propaganda gubernamental hasta que todos sus ciudadanos vivan en casas dignas.
No pasó nada. En ese momento me acordé que una potestad hizo un ofrecimiento semejante a Jesús, que él rechazó. El Nazareno prefirió ver al mundo transformado por el miedoso compromiso de sus frágiles discípulos. Me voy a arremangar y hacer valer mi impotencia en el año nuevo.

Soli Deo Gloria.