7 de enero de 2007

No hay sombras en el carácter de Dios

por Ricardo Gondim

“Desde ningún lugar de esta tierra tenebrosa les he hablado en secreto. Ni he dicho a los descendientes de Jacob: Búsquenme en el vacío. Yo, el Señor, digo lo que es justo, y declaro lo que es recto”. Isaías 45:19

Algunas veces conversamos con alguien y cuestionamos sus motivaciones. ¿Será que él tiene una agenda escondida? ¿Serán legítimas sus actitudes? Usualmente nos quedamos con la duda. La Biblia, sin embargo, dice que Dios es luz. Hablar de él como luz no significa únicamente que sea luminoso, sino que no hay nada cuestionable en su carácter. No hay sombras en las actitudes y en las decisiones divinas. Cuando él habla, su palabra es totalmente confiable. Su revelación no es parcial. No tendremos sorpresas en cuanto a la integridad divina.

He aquí la demostración más bonita de la fe: una confianza inamovible en el carácter de Dios. Cuando él dice que nos quiere bien, aunque las circunstancias apunten en sentido opuesto, podemos descansar en su cuidado. Cuando él dice que su propósito para nuestra vida es hacernos reyes y sacerdotes en su reino, podemos confiar, aun cuando el brillo del mundo nos atraiga en otra dirección. Cuando él dice que sus caminos son más sabios y por eso debemos andar en ellos, podemos confiar, aunque no parezca interesante caminar en su voluntad. Podemos siempre descansar en las promesas de Dios, pues aunque todo sea quebrantado, su palabra permanecerá.