5 de abril de 2007

Carta abierta a mis amigos

por Ricardo Gondim

Ando necesitado y vulnerable. Preciso confirmarles, amigos míos, lo mucho que necesito de ustedes y decirles que no aguantaría más perder algún otro compañero.

Por favor, cuídense. Entiendo que la mayoría de ustedes no fuman, no beben en exceso, y saben de los perjuicios del colesterol. No, no hablo de ese cuidado periférico. Les pido que cuiden del alma. Busquen aprender a disfrutar de la música clásica (las vacas lecheras ya aprendieron). Lean novelas, ciencia ficción, poesía. Les recuerdo que el camino que conduce al manicomio está asfaltado de tesis argumentativas y debates interminables sobre las nimiedades filosóficas y las futilidades teológicas. Hace poco, visité a un amigo internado en una clínica. Imaginen mi tristeza cuando lo vi, repitiéndole a las paredes que había descubierto el significado del número 666 del Apocalipsis.

Por favor, huyan del pecado. No, no me refiero a las tentaciones menores que ya catalogamos en nuestros manuales religiosos de santidad. Recuerden que la mayor de todas las desgracias está ligada al poder. En la oración del Padrenuestro, Jesús nos enseñó a pedir que Dios no nos deje caer en tentación, mas nos libre del mal. Dicen los mejores exegetas que la cláusula final que los protestantes citan – “Porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos” – no hacia parte de la plegaria original. Ellos afirman que algún escriba, años después, decidió dar su interpretación al significado de aquel “mal” del que deberíamos ser librados. Cuando afirmamos que “tuyo es el reino, el poder y la gloria”, estaríamos reconociendo que el mal más horrendo es la codicia del poder. Acepten la interpretación de ese monje anónimo y tengan en mente que el anillo de Tolkien es peligrosísimo. Nunca olviden que nuestra madre también nos tomó de los talones para sumergirnos en las aguas sagradas, y hasta el mismo Aquiles fue vulnerable.

Por favor, no quieran ser candidatos políticos; no tolero imaginarles dentro de móviles de la Policía Federal. Eviten andar en motocicletas. No se detengan en las señales de transito tarde en la noche. Tengan cuidado al nadar en playas plagadas de tiburones. A mis amigos, les sugiero: abandonen el traje y la corbata. A las mujeres, les aconsejo: no se apliquen botox en los labios. Compañeros, nunca, bajo ninguna circunstancia, tiñan sus cabellos.

Por favor, recuerden que las dos únicas dimensiones que disponemos de la vida son el pasado y el futuro. El futuro se transforma tan velozmente en pasado que nunca disfrutamos del presente. Vivir se resume en la esperanza del porvenir o en el recuerdo de lo pretérito. Toda esperanza mal anticipada puede transformarse en ansiedad; y toda nostalgia, terminar en melancolía. Cada cual tendrá siempre que decidir como va a encara su futuro y como tratará su memoria. No atrofien el alma con ansiedades y melancolías.

Estoy envejeciendo. Presiento que necesito cuidar de mis amigos, manteniéndolos en forma; ellos me ayudarán en esa última etapa de mi jornada.

Por lo tanto, cuídense, los necesito.

Con cariño,

Ricardo

Soli Deo Gloria.