4 de julio de 2007

Carta para ti, mi amigo

por Ricardo Gondim

Estimado amigo,

Te escribo porque quedé consternado con tu carta. Se del riesgo de ser impertinente, pero no me pude contener; sufrí cuando te imaginé sentado frente a la computadora con un rostro tan huraño.

Creo que, en verdad, tuve una visión tuya. Vi tu ceño fruncido, tus ojos fusilando al mundo, tu cara enrojecida de rencores y tuve miedo.

Sí, coincido en que hay momentos que dan ganas de escupir insultos, llenar nuestra escritura de asteriscos, dejar de lado los escrúpulos y gritar improperios.

Sí, coincido que el perverso ambiente social brasileño se perpetúa con oligarcas cínicos, que ríen como hienas.

Sí, coincido que el clero del movimiento evangélico se conformó con repetir dogmas petrificados.

Sí, coincido que el éxito comercial de las editoriales norteamericanas es el que forma el canon de la teología evangélica.

Sí, coincido que el movimiento evangélico ya no responde a los cuestionamientos y las tensiones de un mundo globalizado (con tantas sociedades complejas).

Sí, coincido con tu radicalidad, pero no puedo acompañarte en tu sectarismo.

Tú continúas mirando al mundo por las estrechas aberturas de tu ventana religiosa. Te aconsejo que las abras de par en par para que contemples el universo que está más allá de tu verdad.

Te recuerdo que sólo logramos abarcar una ínfima zona del saber; y que en el océano del conocimiento, por más que nademos, nunca nos distanciamos de sus playas rasas.

Te doy un poema de Carlos Drummond de Andrade de regalo:

El mundo es grande y cabe
en esta ventana sobre el mar.
El mar es grande y cabe
en la cama y en el colchón de amar.
El amor es grande y cabe
en el breve espacio de besar.

Las personas son sectarias cuando no aceptan que existan otras verdades y realidades más allá de su horizonte, de su catecismo, de su mapa, de su espectro auditivo o de lo que pueden medir.

Los sectarios tienen miedo de ser libres y, por lo tanto, buscan restringir el mundo; ellos nunca quieren perder el control; la libertad siempre es arriesgada y todos los sectarios son prudentes y lúcidos.

No niego tu indignación, pero difiero de tu intolerancia. Creo que ella camufla tu recelo de enfrentar valientemente un mundo tan alocado.

Sientes rabia de ver tanta injusticia no porque ames la justicia, sino porque temes que ella te destruya; te opones a la miseria no porque la consideres un ultraje a la vida y al propio Dios, sino porque genera personas violentas que pueden amenazar a tu familia; rechazas el sufrimiento universal no porque diezme inocentes (tu no crees que existan inocentes en el mundo, ¿no es cierto?), sino porque tanto dolor estorba tu búsqueda de felicidad.

Intenta ser radical, pero no te dejes jamás envolver en el sectarismo.

Se radical en defender la dignidad de hombres y mujeres que reflejan la Imago Dei (Imagen de Dios).

Se radical en despreciar a los señores de la guerra que festejan mientras Roma arde en llamas.

Se radical en denunciar a aquellos que perpetúan sistemas económicos opresores.

Se radical en insistir aplaudiendo a quienes van en un bote contra un petrolero que puede contaminar la playa.

Se radical y no creas que el futuro será la versión domesticada del presente o del pasado.

Se radical contra cualquier ideología que intenta transformar “el futuro en algo preestablecido, una especie de hado o destino irremediable”.

Se radical y no aceptes el discurso reaccionario de que necesitamos domesticar el presente para tener un “futuro predeterminado o fijado inexorablemente”.

Te aconsejo leer “Pedagogía del Oprimido” de Paulo Freire. Él podrá ayudarte a entender la diferencia entre el sectario y el radical.

"La sectarización es siempre castradora por el fanatismo que la nutre. La radicalización, por el contrario, es siempre creadora, dada la criticidad que la alimenta. En tanto la sectarización es mítica, y por ende alienante, la radicalización es crítica y, por ende, liberadora. Liberadora ya que, al implicar el enraizamiento de los hombres en la opción realizada, los compromete cada vez más en el esfuerzo de transformación de la realidad concreta, objetiva".
Por último, no tengas miedo de dar un paso hacia fuera de tu zona de confort; recuerda que los verdaderos artesanos de la historia fueron mujeres y hombres que no se intimidaron con las corrientes que les detenían los pies.

Me despido pidiéndote que medites en una cita más de Paulo Freire:
"El hombre radical, comprometido con la liberación de los hombres, no se deja prender en “círculos de seguridad” en los cuales aprisiona también la realidad. Por el contrario, es tanto más radical cuanto más se inserta en esta realidad para, a fin de conocerla mejor, transformarla mejor".

No teme enfrentar, no teme escuchar, no teme el descubrimiento del mundo. No teme el encuentro con el pueblo. No teme el diálogo con él, de lo que resulta un saber cada vez mayor de ambos. No se siente dueño del tiempo, ni dueño de los hombres, ni liberador de los oprimidos. Se compromete con ellos, en el tiempo, para luchar con ellos por la liberación de ambos".

Si, como afirmáramos, la sectarización es lo propio del reaccionario, la radicalización es lo propio del revolucionario.
Abrazos esperanzados,

Ricardo Gondim

Soli Deo Gloria


Las citas entre comillas son de Paulo Freire en “Pedagogía del Oprimido”, Siglo XXI Editores, 2005.

(N. del T. tengo una versión del libro "Pedagogía del Oprimido" en español, en formato PDF de 275 KB. Es libre y gratuita. Si alguien desea el archivo, favor de enviarme un correo a lgabrielpr@yahoo.com y se lo envío. Gabriel)