22 de marzo de 2009

Impresiones de Egipto

por Ricardo Gondim

Escribo desde El Cairo. Todo me llama la atención. Las mujeres, escondidas bajo velos negros, parecen monjas de claustro; los hombres, disfrazados para una fiesta de carnaval.

Doy vueltas. El torbellino cultural me deja tonto. Intento descifrar lo que nunca entenderé completamente. El Islam, casi omnipresente, prevalece aquí. Me doy cuenta que soy minoría, otra vez. Sobresalgo entre la multitud. No soy más que un simple turista. Me siento frágil. Tengo miedo. Estoy infectado con la paranoia occidental. La propaganda imperial se me pegó. Presiento que una bomba va a estallar en la próxima esquina. Veo terroristas donde no los hay.

Perdido, no interpreto el alfabeto que podría ayudarme a escoger las esquinas. Qué difícil es lidiar con los nuevos aromas, sabores y paisajes… Me veo en medio de una cultura en donde todo me espanta, todo choca, todo fascina.

Visité una Iglesia Ortodoxa Copta. El padre es una mezcla de monje peregrino con pastor evangélico. La iglesia, que comenzó en el basurero de la ciudad, se volvió un centro de peregrinación. El padre copto realiza una bellísima obra para cambiar la suerte de quien vive de los desperdicios, en medio de la más profunda miseria. Su ministerio ofrece un espacio de esperanza y reconstrucción. En Brasil, sin embargo, una mezcla de ese tipo jamás sería tolerada por el status quo protestante. En Egipto, su ministerio es celebrado como una renovación carismática dentro de la Ortodoxia Copta. Pero ese tipo de cosas es un enredo de un mundo que sólo los creyentes comprenden.

Aquí estoy participando de una reunión de pastores y líderes evangélicos del Tercer Mundo. Somos sólo 40. El hecho de estar en Egipto hace que la reunión tenga apariencia de conspiración. Una conspiración que anhela ganar el mundo. De nuevo, me siento medio extranjero entre mis pares. Ya abandoné la ambición de ganar al mundo. Entiendo que eso desestabiliza al alma. Las megalomanías no hacen bien a la salud espiritual, roban las anclas del alma y sofocan la mente.

Medito. ¿Qué significa ser cristiano en el mundo actual? Como no existen vacíos en el universo, el Islam crece vertiginosamente en diferentes regiones del mundo. Es la religión que más se propaga. Siglos después, los moros “reconquistan” Europa. La Francia iluminada no se conforma con burkas, mezquitas monumentales y alfombras extendidas para rezar.

Siento que los líderes evangélicos están asustados. Con toda la planificación gerencial, con todo el discurso triunfalista de que “Dios es por nosotros”, ellos no entienden el por qué los seguidores de Mahoma se multiplican como hongos. Mientras los evangélicos se embriagan con cultos a la personalidad e intentan probar la autenticidad del mensaje con milagros, el fenómeno religioso del momento es islámico.

Hoy visitaré un monasterio del siglo IV. Me preparo para más sustos.

Soli Deo Gloria.