23 de noviembre de 2007

Sufrimiento y libertad

por Ricardo Gondim

En teología, la gran discusión, el nudo principal a ser desatado, tiene que ver con la relación entre Dios, felicidad y libertad.

Los cuestionamientos de la teodicea (definida como el conjunto de doctrinas que buscan justificar la bondad divina, contra los argumentos de la existencia del mal en el mundo) inician cualquier discusión. ¿Por qué sufrimos? ¿Por qué Dios, siendo simultáneamente bueno y omnipotente, permite tanta maldad? ¿No podría el Todopoderoso haber creado un mundo exento de dolor?

Para empeorar la angustia humana, el sufrimiento no sólo existe, sino que se padece. Cuando los animales irracionales sufren, el dolor no es anticipado, no es analizado y no les causa ansiedad. Hombres y mujeres, sin embargo, sufren más allá del dolor físico.

Además, el dolor humano es fuente inagotable de cuestionamiento, tanto por su objetividad (duele realmente) como por su subjetividad (existen dolores que no sabemos explicar, como la nostalgia).

Todos sufren y se angustian al mismo tiempo, el cuerpo y la mente padecen. Por lo tanto, no bastan las aspirinas, las morfinas, los ansiolíticos.

Tampoco sirve cuestionar si es posible un mundo sin dolor. El sufrimiento es universal, nos golpea en la cara todos los días. Aún cuando un diente no duela o el riñón no provoque gemidos, existe la percepción de que ahora mismo, en algún lugar, alguien está llorando.

Los griegos entendían el dolor como una tragedia en el cual los seres humanos eran reducidos a títeres. La historia seguía por carriles que ellos llamaban destino y nadie lograba liberarse de esa cadena inexorable. El fatalismo griego provocaba pasividad (estoicismo), negación (cinismo), permisividad (hedonismo) o un salto trascendental (platonismo). El mal, sin embargo, permanecía absoluto, ya que nada ni nadie podrían anularlo. En ese sentido, las fuerzas que gobernaban el mundo permanecían esencialmente ciegas.

Entonces, el nudo gordiano de la filosofía, y posteriormente de la teología, se expresa en las paradojas: “Si existe un Dios omnipotente, ¿no puede él eliminar el mal y el sufrimiento? Si existe un Dios bueno, ¿por qué él no desea acabar con el dolor? Si el puede y no lo hace, no es bondadoso. Si quiere y no lo hace, no es omnipotente. Si no es omnipotente, no es Dios. Si no es bondadoso, no merece ser servido”.

Reconozco mi limitación. No tengo la pretensión de dar una respuesta definitiva que desenrolle el ovillo que intrigó a Heráclito, Sócrates, Agustín, Tomás de Aquino, Juan Calvino, Sören Kierkegaard y tantos otros. Mi conocimiento es bien intuitivo y mi contribución, mínima. Pero como buen cearense, voy a ser atrevido.

Para comenzar a arañar la superficie del asunto, hablemos de libertad. Tanto divina como humana. ¿Hasta qué punto existe libertad en el universo? En el raciocinio griego, Dios era preso de sí mismo. Comprendido a partir de conceptos absolutos (conviene recordar que en el universo semítico no se hablaba en absolutos), el dios griego era impasible, ya que nada podría ser tan fuerte para afectarlo; era inerte, porque lo perfecto nunca podría cambiar.

Los griegos restringían, por lo tanto, la libertad a una mera inserción armónica del individuo en la polis y de la polis en el cosmos divino. Los patrones del destino, o del cosmos, era lo que conducía a cada individuo, cada sociedad y toda la historia.

El ser humano no tenía como revertir, posponer o anticipar lo que estuviese determinado por los engranajes del fatalismo. Su libertad era bien pequeña. El podría hasta hacer micro-acciones que le darían un poco de satisfacción, pero jamás concretar macro-acciones, aquellas capaces de alterar lo que “ya estaba escrito y determinado”.

La revelación judeocristiana nunca estuvo de acuerdo con esa comprensión griega del “motor inmóvil” (Dios como un motor que pone todo en movimiento, pero él mismo no es movido por nada). Tampoco aceptaba que el futuro no pudiese ser alterado por estar determinado a priori.

Si los griegos no creían en la posibilidad de alterar el curso de la historia, los profetas judíos, y más tarde los evangelistas cristianos, convocaban al pueblo a cambiar el futuro.

Acepto el argumento de Jose Comblin de que la comprensión de libertad no evoluciona porque se mantiene restricta al concepto griego. La difundida democracia ateniense “solamente valía para una minoría de privilegiados”; en rigor a la verdad, en Grecia sólo había aristocracia. Pocos, muy pocos, conocían la libertad.

Por lo tanto, propongo que el debate sobre el sufrimiento humano considere la libertad dentro del campo de la compresión judía. Dios es libre y los seres humanos, creados a su imagen, también poseen libertad de arbitrio.

Dios es omnipotente; Dios usó su soberanía para crear personas dotadas de arbitrio. Para mí, esas dos afirmaciones no admiten discusión.

Pero ¿cómo pueden coexistir dos libertades, siendo una de ellas infinitamente más poderosa que la otra? ¿Cómo los seres humanos podrían ser libres de verdad si Dios no les diese espacio? Feuerbach afirmaba que la omnipotencia divina aplasta la dignidad humana y que si Dios fuese todo, no somos nada. Muchos, después de él, trabajaron dentro de esa misma lógica: para Marx, Dios promueve la alienación; para Nietzsche, empobrecimiento; para Freud, infantilización.

El despojamiento de Dios en Cristo, acaba con la paradoja de la omnipotencia versus libertad humana. Cito a Andrés Torres Queiruga:

“Tal vez no exista malentendido más terrible y más urgente a ser erradicado que aquel que Feuerbach propuso – o mejor dicho, detectó – en la raíz del ateísmo moderno: el Dios que en Cristo, “que aunque era rico, por causa de ustedes se hizo pobre, para que mediante su pobreza ustedes llegaran a ser ricos” (2º Corintios 8:9), es rechazado como el vampiro que vive a costa del empobrecimiento del hombre: “Para enriquecer a Dios, se debe empobrecer al hombre; para que Dios sea todo, el hombre debe ser nada”.

Por lo tanto, la libertad humana sólo es posible porque Dios concede espacio. Es la mayor de todas las manifestaciones de la Gracia. Dios se despojó, entró en la historia “manso y humilde de corazón”, vivió voluntariamente todas las contingencias de la vida a las cuales estamos sometidos, sufrió y murió como cualquiera.

“El ser humano participa de la divinidad en el sentido de que es hecho libre como Dios es libre. Para que la persona sea libre, Dios renuncia a su poder. Entrega el poder al ser humano – juntamente con toda la creación – para que él construya su vida con toda libertad. Dios se retira para no imponerse. Su presencia en el mundo se manifiesta en la vida y en la muerte de Jesús. Dios se hizo un crucificado para que el ser humano fuese enteramente libre. Esta libertad puede ser para el bien o para el mal. No hay libertad si no hubiera posibilidad de elección” (Comblin).

Según Jürgen Moltmann, la fe cristiana “libera para la libertad”. La reacción moderna y atea, según Moltmann, fue en la dirección opuesta:

“En el mundo moderno, por el contrario, los hombres entienden la libertad como el hecho del sujeto disponer libremente de su propia vida y de su propiedad y libertad colectiva como el hecho de corporaciones políticas, pueblos o estados disponer soberanamente sobres sus propios intereses. Aquí la libertad es entendida como el ‘derecho de autodeterminación’ de individuos o de los pueblos. Libertad aquí es el dominio sobre si mismo”.

Pero la fe cristiana sigue otra lógica. Dios soberanamente decide valorar a las personas como cooperadores con él en la construcción de la historia.

“Más para la fe cristiana la verdadera libertad no consiste ni en la comprensión de una necesidad cósmica o histórica, ni en disponer con autonomía sobre si mismo y sobre su propiedad, sino en el ser tocado por la energía de la vida divina y en el tener parte en ella. En la confianza en el Dios del Éxodo y de la Resurrección el creyente experimenta esta fuerza de Dios que libera y despierta, y de ella se vuelve participante (Moltmann).

El mal, por lo tanto, inherente a la libertad que Dios soberanamente decidió conceder a los humanos, existe simultáneamente con el bien. En el espacio de esa contingencia, el bien y el mal no son apenas posibles como también pueden ser potenciados y anulados por el arbitrio de los hijos de Dios.

La trama de las Escrituras consiste en mostrar que esa libertad fue usada perniciosamente, pero Dios nunca desistió de su creación. Él revela su pesar por el mal; fielmente proporciona principios y verdades que pueden volver bella la vida; llama a sus hijos para que se arrepientan de sus malas elecciones y los convoca a ser artesanos de una nueva historia.

Soli Deo Gloria.


Bibliografía:

Queiruga, Andrés Torres - "Do Terror de Isaac ao Abbá de Jesus" - Paulinas.
Moltmann, Jürgen - "O Espírito da Vida" - Editora Vozes.
Comblin, Jose - "A Vida - Em Busca da Liberdade" Editora Paulus.

5 de noviembre de 2007

Mi plegaria al Todopoderoso

por Ricardo Gondim

Señor, tú habitas en lo inaccesible y operas en el misterio. Sé que te acercas al contrito y humillado, por eso, te pido: Oye mi clamor, pues mi pecado está delante de mí y no ostento ninguna virtud para ser aceptado por ti. No pretendo impresionarte con falsas omnipotencias, estoy carente de tu misericordia.

No te imploro que me eximas de las contingencias de la vida. Estoy dispuesto a transitar existencialmente por caminos llenos de hoyos y remiendos. Desisto de imaginarme resguardado y que no experimentaré percances, enfermedades, muertes o angustias. No, mi Señor, no espero una suerte mejor que la de millones de hermanos míos.

Cada vez que intento orar por algún favor material, me siento pésimo. Me acuerdo del Sermón del Monte, y por reconocer tu cuidado y tu gracia me prohíbo pedirte comida y vestido. ¿Cómo puedo suplicar que te concentres en mi cuando existen millones sufriendo miserablemente alrededor de las grandes ciudades? No puedo considerarme único cuando existen innumerables ancianos muriendo antes de conseguir ser atendidos en los hospitales públicos. Dame la gracia de buscar en primer lugar tu Reino.

Soy un pequeño burgués que nunca podría pedirte cualquier beneficio por encima de los que ya tengo. Antes de golpear a tu puerta, me asalta la visión de las madres cargando a sus hijos con parálisis cerebral hacia interminables sesiones de fisioterapia; veo las casas de barro sin alimento; no puedo evitar las escenas de niños con latas de agua sobre la cabeza. ¿Cómo ansiar por privilegios cuando existen Darfur, Luanda, Nampula, Mumbai, Pirambu y tantos lugares olvidados?

Espero de ti un corazón de poeta, que sufre con la angustia no percibida de los hambrientos. Dame una ira profética para encarnar tu furor delante de la injusticia. Te imploro el saber del científico social para explicar los porqués de la rapiña del sistema económico salvaje que promueve tanta desgracia.

Quiero allegarme a la sala del trono y acercarme al misterium tremendum, donde los ángeles esconden el rostro, para oír de tus labios el mandato de llevar adelante tu causa. Dame tu Espíritu para que nunca me intimide ante la mirada circunspecta del despreocupado. Permite que encarne tu poder compasivo y exprese tu misión.

Aspiro a un corazón manso y un espíritu tranquilo para vivir con integridad. Espero poder extender mi mano a quien cayó a la orilla del camino. Reconozco que muchas veces me acobardo ante la agonía humana. No quiero esconderme detrás de afirmaciones religiosas. Si evito arrodillarme delante de los peores pecadores para no lavarles los pies, no soy digno de llamarme tu discípulo.

Por eso, necesito aprender el significado más profundo de lo que significa participar de tus sufrimientos. Si aún no asimilé el valor de dar la vida para ganarla, de perderla para hallarla, es porque no aprendí que el grano de trigo necesita morir para dar mucho fruto.

Te pido que me ayudes a enfrentar valientemente los riesgos y las contingencias de este mundo peligroso, hostil e imprevisible. Entiendo que vivir sin apelar a socorros mágicos y extraordinarios sigue siendo demasiado difícil para mí. Así que instrúyeme, y tu Palabra será suficiente para que yo organice mis decisiones. Espero poder afirmar: me bastan tus verdades y principios para que yo sea más que vencedor.

En momentos tristes, ayúdame a repetir las palabras de Jesús: “Ahora todo mi ser está angustiado, ¿y acaso voy a decir: ‘Padre, sálvame de esta hora difícil’? ¡Si precisamente para afrontarla he venido! ¡Padre, glorifica tu nombre!” (Juan 12:27-28). Necesito de tu compañía para resistir la tentación de esperar rescates que me libren de la arena de la vida. Si así fuera, sería un cobarde.

No quiero que tus enemigos digan que yo te sigo como una escapatoria. No pretendo vivir alimentando ilusiones en nombre de la esperanza.

Padre, pon un guarda en mis labios, para que no fluyan palabras irresponsables cuando hable contigo. Sé que puedo tener el mismo sentir que hubo en Jesús que se vació de toda pretensión omnipotente para darse amorosamente por sus hermanos.

Silenciosamente me postro y te suplico: Ayúdame a andar humildemente a tu lado, haciendo el bien y practicando la justicia, y eso será todo.

Amén.

Soli Deo Gloria.

Un luto más

por Ricardo Gondim

Existen tristezas insublimables, intransferibles, indescifrables, intransitables, incontrolables. Esta semana fui abatido por la enemiga más terrible: la muerte. Anestesiado, terminé la semana tropezando, parecido a un zombi que no encuentra la salida del cementerio.

Existen tristezas sólidas, densas, y que nacen de los recuerdos saludables, de la falta de remordimiento, de la ausencia de culpa. La partida de Guió me hizo sufrir un dolor tan agudo como el sonido de un violín, tan frágil como el polvo que empaña los ojos.

Despedirme de mi querida suegra fue una bofetada abierta que recibí en el rostro. Al tocar su fino cabello, sentí cuan efímeros somos; me vi como el náufrago que hace señales al barco que se aleja distante en el horizonte. Ella falleció y yo noté que siempre estamos muy, muy desnudos.

Me envolvió una tristeza impiadosa, que reclamó mi sueño y carcomió mi alma. Como el vaivén del mar, fui y volví en las aguas de mi angustia. Intenté no aceptar su intromisión, luché para exorcizarla; pero la muerte es avasalladora, grave, asombrosa, fría, deformadora, y terminé derrotado.

Sin Guió, estoy inconmensurablemente huérfano. Perdí otra madre. Ya no podé jugar y preguntarle por teléfono: “¿Cómo estás, vieja querida?” Mis hijos tendrán que vivir sin la abuela jardinera, costurera y celestina. ¿Quién podrá enseñarles, con levedad, a no tener vergüenza de ser felices?

Sepulté a mi querida suegra. Ahora, me resta continuar mi ardua jornada rumbo a su mismo destino, en la esperanza de abrazarla el día del Gran Banquete.

Soli Deo Gloria.

2 de noviembre de 2007

Frases (¿evangélicas?) que no aguanto más.

por Ricardo Gondim

  1. ¿Amén? No se escucha. ¿AMÉN? ¿Amén o no amén?
  2. Quien quiera recibir una bendición de Dios hoy, que levante la mano.
  3. Existe la ley de la siembra y la cosecha, y el número de la cuenta es…
  4. Es un robo, hermano; ¡tú naciste para ser cabeza, no cola!
  5. Ese accidente sucedió porque tú debes haber dejado una brecha.
  6. El diablo te quiere destruir.
  7. Estoy viendo un trabajo de brujería sobre tu vida.
  8. Vamos a detener los dardos del enemigo.
  9. Nada va a impedir que tú seas un vencedor.
  10. No hay nada de malo con el dinero; el único problema es el amor al dinero.
  11. Nuestra denominación va a conquistar el mundo.
  12. A partir de hoy San Pablo nunca más será igual.
  13. Somos un pueblo que no conoce la derrota.
  14. Venga a Jesús y pare de sufrir.
  15. Tú eres hijo de un gran Rey, y no mereces estar en esa situación.
  16. Tenemos la visión de conquistar Europa para Cristo.
  17. Esa enfermedad no existe, es apenas una amenaza del diablo.
  18. Dios nos está dirigiendo para abrir una iglesia en Boca Ratón.
  19. Vamos a atar a los demonios territoriales que están sobre Brasil.
  20. Todos los que participen de la campaña de las siete semanas alcanzarán sus sueños.
  21. Compre esta Biblia fabulosa, con los comentarios de…
  22. Estamos en un mover apostólico y el avivamiento brasileño es semejante al del libro de los Hechos.
  23. Tendremos una explosión de milagros en la mayor concentración religiosa de la historia.
  24. Vamos a estar en pie para recibir al Gran Hombre de Dios, fulano de tal, con un fuerte aplauso.
  25. Cuando veo esta multitud de quince mil personas, sólo puedo decir que amo a cada uno de ustedes.
  26. El Reino de Dios necesita un candidato para la Cámara; vamos a elegir a nuestro hermano que va a hacer la diferencia.
  27. Dios abrirá una puerta de empleo para ti, hermano.
  28. La semana que viene tendremos una sesión más de sanidad interior.
  29. Mientras nosotros no pidamos perdón a Paraguay por la guerra, nunca seremos una nación próspera.
  30. Estados Unidos es una bendición porque su presidente es creyente.
  31. Todo es baratija, sólo Dios es joya.
  32. No soy el dueño del mundo, pero soy hijo del dueño.
  33. Este coche quedará fuera de control en caso de arrebatamiento.
  34. Niños, cantemos: “¡Cuidadito los ojitos lo que miran, cuidadito la manito lo que toca… hay un Dios (…) que mirando está!”
  35. Mire al hermano que tiene a su lado y dígale: “¡Yo te amo!”
  36. El Espíritu Santo me está revelando que existen ladrones en esta iglesia que no entregaron el diezmo.
  37. Ah, su problema es una maldición generacional.
  38. Cuando tú no entregas tu diezmo en la casa de Dios, Él no tiene compromiso financiero contigo.
  39. Quiero que ustedes den una ofrenda especial para mantener nuestros programas de radio y televisión, pues fue Dios quien mandó a predicar en los medios.
  40. ¡Vamos, ore en lenguas, hermano!
  41. Restitúyeme, quiero de vuelta lo que es mío.
  42. La visión de nuestra iglesia es evangelizar. De hacer obra social que se encargue el gobierno.
  43. Abran sus Biblias en el libro “X”. El que encontró diga “amén”, el que no encontró, diga “misericordia”.
  44. Yo quisiera saludar a la iglesia con la paz del Señor (si quieres, entonces saluda, ¿o te vas a quedar con las ganas?).
  45. Abra su corazón (¿cómo?).
  46. Dios está aquí (no hay cosa más obvia que esa).
  47. Dios te está curando, hermana, de ese nódulo en el seno que ni siquiera tú sabías que existía (sin palabras).
  48. Dios está operando poderosamente (¿alguien vio a Dios operando a un "bocón"?).
  49. Dios va a enjugar tus lágrimas (¿qué decir? Qué fácil que es hablar…)
  50. ¡Está atado! (¿alguien sabe cuánto tiempo le toma al diablo desatarse?).
  51. Dios va a darle a nuestro iglesia un programa en la Red Globo (desconfío, se me hace que ese pastor quiere figurar en la novela de las 8).
  52. Hermanos, Dios me dio una revelación. Este será el año de Elías, de Josué, de Gedeón, de Juan el Bautista… (¿no parece calendario chino?).
  53. Abra su boca y profetice, las palabras tienen poder.
  54. Hoy dejo de ser creyente si Dios no opera un milagro (por favor, ¡¡¡deje!!!).
  55. Hermanos, esas iglesias que usan rosas ungidas, sal gruesa, etc. ¡no son de Dios!... Al final del culto traigan sus documentos, credenciales de trabajo, llaves de casa y de su coche para ungirlos, pues aquí la cosa es diferente. ¡Dios obra!
  56. No diga eso. ¡Las palabras tienen poder!
  57. Incendia a tu novia, Señor.
  58. ¡Sea un adorador extravagante!
  59. Fui llamado para ser levita en la casa del Señor. ¿Puedo cantar en su iglesia y vender mis CDs?
  60. No podemos hacer de la iglesia un club.
  61. Siendo diezmista, usted puede poner a Dios contra la pared.
  62. Mis hermanos, es hora de cambiar a Brasil.
  63. Quien tenga un nódulo en cualquier parte del cuerpo, levante la mano que Jesús le va a curar ahora.
  64. La Red Globo conspira contra la iglesia.
  65. Cuanto más tú mandas para arriba, más gloria Dios manda para abajo.
  66. No das el diezmo en la casa de Dios, pero acabas “dando” a la farmacia (mmm, no creo)
  67. Vamos a pisar la cabeza del diablo; el diablo sólo sabe el número de mi zapato.
  68. Cuando el creyente ora, debe esperar la represalia del diablo.
  69. ¿Sabe cuál es nuestro problema? El mundo está entrando en la iglesia.
  70. Yo supe que el Anticristo ya nació y se está preparando para aparecer.
  71. Yo supe de un pastor que encontró a unos hechiceros que estaban ayunando para hacer caer a los pastores.
  72. ¡El Rey León de Disney es gay!
  73. Hermana, ¡usted necesita nuestra cobertura! (esa es casi pornográfica).
  74. No se olvide de enviar el comprobante del banco que yo le prometo que voy a subir al monte esta madrugada a interceder por su vida.
  75. No esté triste por la muerte de su hijo (o con su divorcio, o con lo que sea). Todo tiene un propósito, y Dios sabe lo que hace.
  76. Hermanos, el Señor habló conmigo esta mañana para traerles esta palabra.
  77. Oré y la lluvia paró (entonces, ora y manda lluvia al nordeste, ¿no crees?).
  78. Estoy sintiendo una opresión aquí.
  79. Hoy vamos a escuchar el testimonio de un Hermano ex gay, ex traficante, ex adicto, ex macumbero, ex proxeneta, ex muerto, ex satanista, ex qué sé yo qué, ¡y ahora es creyente!
  80. Todo enemigo, ¡fuera de aquí!
  81. ¿Puedo escuchar tres aleluyas y ocho amenes?
  82. Cuidado con perder la bendición, hermano.
  83. No sirve huir de Dios, Él te va a agarrar en la curva.
  84. Si no viene por el amor, viene por el dolor.
  85. ¿Sabe cuánto cuesta una consulta, una internación? Dar el diezmo es más barato.
  86. Dios me reveló que 50 hermanos van a contribuir con 500 dólares cada uno. ¿Quién será el primero? Si no hay nadie, entonces deben existir aquí 50 valientes que van a contribuir con 250… Ahora llegó su turno, mi hermanito querido. Todos los que sobran, traigan su ofrenda de 50 centavos. (Que subasta más ordinaria, ¿no?)
  87. Ojalá que al salir de aquí un coche no le pase por encima; voy a orar para que Dios le de otra oportunidad.
  88. No cambie su salvación por un vaso de cerveza.
  89. En esta noche Dios va a distribuir “zapatos de fuego” (¡yo prefiero los de cuero!).
  90. Infelizmente él prefirió morir sin salvación que volver a nuestra iglesia.
  91. El diablo intentó impedir que usted viniese aquí esta noche, porque él sabía que usted seria iluminado.
  92. Yo tenía preparado un mensaje, pero el Espíritu Santo quiere que yo predique sobre la santidad (… ¡y dale con las reglitas!).
  93. Dios confirmó el mensaje para esta noche mientras la hermana cantaba aquel himno.
  94. De lo mejor que usted tiene, Dios no quiere cambio en monedas.
  95. Saque el billete más grande que tenga y ofrezca el mejor sacrificio al Señor.
  96. Tuve una visión donde en el estacionamiento de la iglesia sólo había coches 0 km. (me parece que confundió la iglesia con la concesionaria de al lado).
  97. ¡Mi teología es rodilla en el suelo!!! (lo menos que puede decirse es que esa teología es extraña).
  98. ¡Dios conoce la sinceridad de mi corazón! Yo necesito de su ayuda para mantener este programa al aire y el número de la cuenta es… (Sí, ya sé que Dios conoce todo; pasa que estoy con algunas sospechas).
  99. Si usted se va de vacaciones y no deja su cheque de diezmo, todo le va a salir mal en el viaje. (¿? ¡Me había olvidado! Debe ser ese el motivo por el que se pinchó la rueda del coche).
  100. Dios no escoge a los capacitados sino que capacita a los escogidos. (Hay muchos pastores repetidores en esa escuela de capacitación).
  101. No toque al ungido del Señor. (Muletilla para proteger a los líderes inseguros).
  102. No diga a Dios que su problema es grande; dígale a su problema que su Dios es grande. (Poesía de quinta categoría).
  103. Tú eres la niña de los ojos de Dios (¿con lagañas?).
  104. Esta es una iglesia diferente (¿en serio? ¡basta entonces!).
  105. Si ustedes confían en nosotros, pastores, para traer la palabra de Dios, deben confiar en nuestra administración de ofrendas. No necesitamos rendir cuentas a nadie, sólo a Dios. (Hummmm, lo que pasa es que la palabra fue pobrísima).
  106. Basta de esperar; hoy su milagro va a llegar (¿puedo ir a reclamar a la oficina de Asuntos del Consumidor?).
  107. Plante su semilla, que usted, va a cosechar al ciento por uno (pequeñas iglesias, grandes negocios).
  108. Dios sabe todas las cosas. (Que cliché cruel, a la hora en que no se tiene respuesta para una pregunta).
  109. “Mateo, Mateo, los tuyos primero” (no entendí… ¡uf!).
  110. Comunico el fallecimiento del hermano Fulano. Tristemente, perdimos a un buen diezmista. (... y la familia enlutada agradece el gesto de solidaridad).
  111. Luego del culto, compre mis libros y CDs de mensajes. Van a bendecir el ministerio infantil que cuido. Tengo cuatro hijos (si el chiste no tiene gracia, imagínate el mensaje de los CDs y los libros).
  112. Mire al hermano que tiene a su lado y dígale “tú estás bonito hoy” (¿por qué tengo que hacer ese tipo de cosa? Y justo yo que soy “gaucho”).
  113. Hay gente que lee mucho y sólo crece en sabiduría humana. Lo importante es el conocimiento de Dios (“conosimiento” con “s”, probablemente…).
Creo que es suficiente, ¿no? La lista del vodevil parece no tener fin.

Soli Deo Gloria.